Montevideo

 

Relativamente joven, nacida en 1726 como apostadero militar para frenar el avance de los portugueses por América del Sur, Montevideo es un caldero de culturas sazonadas con historias de sus primeros pobladores europeos y tradiciones autóctonas que bien vale saborear.

Un puerto natural, con playas accesibles y un cerro ubicado al oeste de la bahía para divisar el pasaje de cualquier galeón enemigo. Aledañas praderas ligeralmente onduladas, propicias para diversos cultivos. Desde allí creció y se expandió la ciudad, inicialmente poblada por treinta familias de colonos llegadas de Islas Canarias y Galicia.

La estratégica ubicación del puerto y la explosión de la ganadería favorecieron una intensa actividad comercial. Apuntalada por la exclusividad del desembarco de esclavos con destino al resto del continente, nacieron sobre esa base suculentes negocios que los comerciantes montevideanos supieron aprovechar, invirtiendo en actividades anexas al negocio de ultramar.

Hacia 1880, los europeos poseían más de la mitad de propiedades montevideanas y rurales. Estancias, molinos, saladeros, barracas, bodegas, se echaron a andar con la mano de obra de miles de inmigrantes llegados en oleadas desde 1800. De esa amalgama cultural y estilos de vida hay rastros en cada rincón de Montevideo.

Tomado de Uruguay Natural. Un paso por los Sentidos. INAVI, INAC y MTyD.

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